domingo, 21 de julio de 2013

Masa de pizza.

Seguro que más de un día te ha apetecido una pizza, y has tenido que salir corriendo al supermercado antes de que cerrasen y comprar una de esas congeladas, o refrigeradas. Y de verdad que te ha estado buena?
O peor aún. Has bajado a la pizzería más cercana y has comprado un par. Y qué sablazo!!!  Pero bueno! Que los tiempos que corren no están para eso! Y es que hoy en día o te las ingenias, o es imposible comer bien y llegar a fin de mes.
Pues esto me pasó a mi un par de veces, hasta que me puse las pilas y me metí manos a la obra con las masas. Es que no tiene ni punto de comparación, ya no sólo el sabor, textura y grosor de una pizza artesana, a las que venden congeladas. Y no hablemos de la cantidad de grasas. 
Y lo mejor es que el grado de dificultad: CERO. Lo único que tienes que tener en cuenta es que la masa tiene que reposar una media hora, y que el horno tiene que estar a tope.
Así que animate. Que ya verás que cuando le cojas el gusto, no probarás otras: le puedes poner lo que quieras. Y si además  quieres cuidarte, es que merece la pena!

INGREDIENTES:
- 300g de harina de fuerza.
- Una pizca de sal.
- Dos cucharitas de café de levadura química.
- Un vaso de agua tibia.
- Un chorrito de aceite.

Aunque haya puesto todas las medidas, éstas son relativas, porque al final se hace a "ojo", y vas añadiendo agua hasta conseguir una masa blandita y suave, que no se pega a las manos.
Primero mezclas en un bol la harina con la sal. Y haces un hueco en el centro, donde echas el chorrito de aceite, un poco de agua y la levadura. Con una sóla mano vas amasando poco a poco.
Y digo que con una sóla mano, porque como metas las dos manos en el bol, te pringarás y no podrás manejarte.
Bueno pues con una mano vas amasando como puedas y con la otra añadiendo el agua. Poco a poco, hasta que  se forme una bola, quedando la harina bien mezclada. Entonces la sacas del bol, enharinas un poco la superficie de trabajo y amasas hasta conseguir, como ya he dicho antes, una masa fina, suave y que no se queda pegada (unos 8 minutos). Puedes ir rectificando de harina si ves que te has pasado con el agua.


Una vez tengas la masa, énharina la superficie y cúbrela con un paño limpio y un poco húmedo. Déjala reposar una media hora en un lugar cálido.


Transcurrido este tiempo, sólo te queda estirar bien  la masa, para que quede finita, y cubrir con tus ingredientes favoritos.
Importantísimo que el horno esté a unos 240ºC: a tope!


Yo no necesito muchos ingredientes. Con una buena salsa de tomate, muuucho queso y unas hojitas de albahaca italiana, me sobra.

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