viernes, 19 de julio de 2013

La tarta de la abuela.

Las recetas de las abuelas son las que no se olvidan nunca...esos olores y sabores que se te quedan grabados para siempre. Recuerdos que perduran eternamente.
Lástima que no tenga un libro de esos donde mi abuela apuntara todas sus recetas. Si fuera así, seguro que mi teléfono no pararía de sonar, con ofertas verdaderamente interesantes. Jajaja! Pero bueno, hay algunas cosillas que tengo en mi memoria, y que poco a poco, y a medida que vaya materializando me comprometo a publicar.
Esta es la típica tarta, que no sólo mi abuela, sino que más de una, habrá preparado en algún momento de nuestra infancia, y que no debería quedar en el olvido. Yo le he dado un toque un poco más actual a la hora de decorarla, pero desde la primera cucharita a la última guarda ese sabor tan característico y a la vez tan peculiar que seguramente tú también guardas en un rinconcito de tus recuerdos.

INGREDIENTES.
- Dos paquetes de galletas.
- Dos sobres de preparado para natillas o flan (tipo Potax).
- Un litro de leche entera.
- 100g de azúcar.
- Una tableta de chocolate para postres, o chocolate a la taza en polvo.
Para decorar yo he utilizado:
- Más galletas para los laterales.
- Azúcar coloreado.
- Un par de galletas digestive.
- Un poco de fondant .
- Un lazo.
Y este es el resultado:


El procedimiento es superfácil. Primero prepara con medio litro de leche y según las instrucciones del fabricante, la crema de natillas.
En otro cazo, funde el chocolate en el otro medio litro de leche, y como has hecho en el paso anterior prepara la crema de chocolate.
Finalmente, sólo tienes que montar la tarta en un molde dessmontable, intercalando galletas, crema de chocolate, galletas, crema de natillas,... y terminando con la crema de chocolate.
Puedes humedecer mediante un pincel un poco las galletas con un poco de licor como Amaretto, anis...o simplemente leche o leche con nescafé y azúcar. Pero hazlo con moderación, porque de lo contrario te quedará muy blanda y no cuajará del todo nunca. Sólo es para aromatizar un poco.
Guarda el molde en la nevera por lo menos 6 o 7 horas. Lo ideal es hacerla de un día para otro, ya que además de coger la consistencia deseada, los sabores mejoran.
Al otro día desmolda, rodea de galletas, que se quedarán pegadas, y fíjalas con un lazo.
Yo le he pueso un poco de polvo de galleta, a modo de espéculos, un poco de azúcar coloreado y unas rosas de fondant en el centro.
Para confeccionar el azúcar de colores, simplemente tienes que meter en un bote un poco de azúcar y añadir unas gotas de colorante alimentario en la proporción que quieras, dependiendo del tono que desees obtener. Tapa el bote, y agita hasta que quede un azúcar homogéneo.
Por otro lado, para el polvo de galleta, mete unas cuantas en una bolsa y pasa el rodillo. Obtendrás una "tierra" que te será muy útil tanto para la decoración de tartas, como helados e incluso en el emplatado de postres.
Ah! un truquito, si sirves la tarta heladísima, ganará un montón. Así que métela en el congelador de media a una hora antes de consumirla, y verás qué buenísima que está.

 
 


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