Yo no sé las demás pero la de hierbabuena ha sido espectacularr!! Suave, como todas, pero tan sutil y elegante...dulce pero a la vez refrescante... en serio si tenéis la oportunidad, aprovechar y poneros manos a la obra.
Está buenísima!! Y lo mejor de todo es que en menos de 15 minutos la tienes. Eso sí, os advierto que al tener un sabor que no estamos habituados a encontrarlo en postres, mejor lo dejemos para paladares adultos. Lo más costoso ha sido encontrar los elementos que equilibren y realcen la hierbabuena. Así que una vez he tenido las panna cottas delante mía, me ha tocado probar con distintas salsas, y elementos para ver con cuál me quedeba. Ni chocolate, ni frutos rojos, ni fresas, ni caramelo... Al final con un poco de miel y almendras. Si es que me parecía que estaba tomándome un té en Marruecos, con esas pastas que sirven...
Y así es como más me ha gustado. La verdad es que estoy muy contenta con el resultado y el contraste tanto de sabores como de texturas que he encontrado. Ah!! Se admiten sugerencias. Así que si hacéis la receta ya me contaréis!!!
INGREDIENTES.
-450 mL de nata 35%m.g.
-4 cucharadas de azúcar.
-15g de hierbabuena fresca.
-3 hojas de gelatina de las de Vahiné, que son algo más grandes que de otras marcas.
- un chorrito de grappa. (opcional).
- Un chorrito de miel de Naranjo.
- Unas almendras tostadas, agua y azúcar, o bien un trozo de guirlache de almendra.
En primer lugar pondremos a hidratar las gelatinas en agua fría.
Cogemos un cazo y ponemos a calentar la nata, con el azúcar para que se disuelva bien y las hojas de hierbabuena. Antes de que empiece a hervir apagamos el fuego y dejamos infusionar unos minutos.
Pasamos el turmix, para triturar lo máximo posible las hojas y luego colamos para obtener una nata fina y perfectamente aromatizada. Yo incluso he presionado con una cuchara las hojas de hierbabuena en el colador.
Vuelve a colocar el cazo en el fuego y disuelve las hojas de gelatina previamente secadas con papel de cocina.
Una vez lo tengas vierte directamente en los moldes y tápalos con papel transparente.
Déjalos enfriar en la nevera durante 4 horas mínimo para que cojan la consistencia adecuada, y puedas desmoldar sin ningún problema. Incluso de un día para otro, mejor.
Una vez completamente frías las panna cottas, desmolda en el plato, y acompaña con un poco de miel y unas almendras caramelizadas.
Para prepararlas, coge un cazo, echa un poco de agua y azúcar y prepara un caramelo rubio. Añade las almendras cuando empiece a hervir. Cuando adquiera cierta consistencia, vierte en caliente sobre un tapete de silicona y trocea mediante un mazo o en el mortero. También puedes triturar directamente un trozo de guirlache de almendra en un mortero. La verdad es que merece la pena (mucho!!) porque aporta una nueva textura al plato y un toque amargo.
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