lunes, 5 de agosto de 2013

"La meca del bacalao".

Valderas. El pueblo que me tiene cada día más enamorada. Conocido por "el mejor pincho de bacalao de España", por sus vinos y embutidos.
Pero sin duda, lo que más me ha cautivado son sus calles, edificios y esa luz que intenta entrar a través de las callejuelas de su casco antiguo.


En definitiva, una ventana abierta a la auténtica Castilla, donde se puede contemplar esta tierra en su estado más puro, y que muestra un atractivo especial, con sus plazas  y balcones coloridos en primavera y el olor tan peculiar que desprenden las chimeneas en las frías tardes de invierno .Y es que para mí, y no se porqué, esta pequeña localidad situada al sur de León, en Tierra de Campos, se ha convertido en el lugar perfecto para descansar e incluso me atrevo a decir, para envejecer.

 
Y si nos damos un paseo por sus tabernas, podremos sorprendernos de cómo en un pueblo relativamente tan pequeño puede tener tanta riqueza y variedad. Desde los pinchos típicos de la zona, donde el chateo ya forma parte de la vida de sus ciudadanos, hasta restaurantes que han conseguido el reconocimiento que se merecen.
 
Bueno, empezamos la jornada con una copa de "clarete" en el Bar Canario, con su respectivo pincho de bacalao. Pero no un pincho de bacalao cualquiera, sino el campeón de España. Sólo hay que verlo: crujiente por fuera,  suave por dentro y con su punto perfecto de salazón.
 


 
...Sobran las palabras.
 
Una vez abierto el apetito, nos hemos ido a probar el famoso bacalao que preparan en la localidad. Bacalao confitado con ajo y pimentón. Único y propio de la zona. Abajo os explico la forma de hacerlo, que aunque yo no la he hecho, he conseguido la receta. Con la excusa de que era para un blog, y que iba a hablar de su pueblo, una vecina me la ha confesado.
 


 
Ingredientes. (4PAX)
- Bacalao en salazón previamente desalado.
- 4 dientes de ajo.
-  pimentón rojo dulce.
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE).

Lo primero que tenemos que hacer es, dos días antes de preparar la receta, desalar el bacalao. Para ello sumergiremos los trozos de bacalao en agua y se la cambiaremos tres veces al día durante 48 horas.
Una vez tengamos el bacalao perfectamente a punto, calentaremos una cacerola con agua y cuando llegue a hervir, introducimos el bacalao. Esperamos a que vuelva a romper la ebullición y lo sacamos.
En una sartén, freímos los ajos en abundante aceite de oliva. Una vez estén doraditos reservamos.
Cogemos una cacerola, ponemos los lomos de bacalao con la piel hacia abajo, espolvoreamos pimentón y añadimos el aceite con los ajos. Dejamos que cueza hasta que el bacalao se termine de hacer.
Conviene emulsionar el aceite con la grasita del bacalao y el pimentón para que se forme una salsa con cierta consistencia.

Se recomienda servir caliente.
No necesitamos añadir sal al plato, puesto que el bacalao ya lleva suficiente.

Y qué mejor que acompañar con un blanco con barrica, untuoso y potente, como los que tenemos en la zona.

 
Una experiencia única. Buen provecho!!! Espero que os haya gustado, y hasta la próxima!!




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