jueves, 8 de agosto de 2013

El vino, un placer muy saludable.


Más allá del  placer de tomarte una buena copa de vino, y el regalo de sensaciones que puede  suponer para tus sentidos, estudios científicos  demuestran que no sólo el vino tiene propiedades saludables, sino que un consumo moderado (unos 125cL al día)  puede ofrecer múltiples beneficios a tu organismo.  Pero cuidado, porque un consumo excesivo puede causar enfermedades hepáticas, tumorales, neurológicas y cardiovasculares. Además de los efectos devastadores que puedan ocasionar tanto sociales como económicos y personales.

El elixir de la juventud.
Algunos de los componentes que constituyen el vino son sustancias conocidas como los polifenoles, entre los que se encuentra el resveratrol, que se caracteriza por sus propiedades antioxidantes. Esta sustancia abunda en la piel de las uvas, pero sobre todo en las tintas, y es capaz estimular las enzimas celulares encargadas de regular el envejecimiento de todos los organismos vivos.

Los contenidos en resveratrol en el vino son variables según los viñedos y las regiones de producción, pero se sabe que están en relación directa con la cantidad de taninos y la pigmentación del vino, por lo que algunas variedades contienen mayor cantidad de dicha sustancia que otras. Este es el caso de algunas variedades de uvas tintas como son la Cabernet Sauvignon, la Monastrell, la Tempranillo y la Bobal, entre otras.



 


Bueno para el corazón.
El factor principal que actúa en beneficio de los problemas relacionados con el sistema cardiovascular (bloqueo de las arterias a causa del colesterol y los infartos de miocardio) viene determinado por la presencia de polifenoles. Su efecto antioxidante evita la formación de placas de grasa en las arterias, incrementando así el conocido por colesterol bueno.


Efecto vasodilatador.
El alcohol que se encuentra en el vino tiene efecto vasodilatador, de forma que contrarresta la posible formación de trombos y reduce la de coágulos.

Estudios recientes apuntan su efecto neuroprotector en la prevención de enfermedades como el Alzheimer, el deterioro cognitivo o la demencia senil.

Por otro lado, se ha demostrado su efecto inhibidor en el desarrollo y el crecimiento de las células tumorales en casos de leucemia, cáncer de mama, o próstata. Así como su efecto protector frente al cáncer de pulmón en personas fumadoras, ya que puede reducir el daño ocasionado por el tabaco en el endotelio.

Los resultados obtenidos de estudios recientes demuestran la reducción de toxicidad en la piel en pacientes que reciben tratamientos de radioterapia, que reducen en hasta un 75% frente a pacientes no consumidores.
 
En resumen, se puede afirmar que el vino, en dosis moderadas, tonifica y relaja, y tiene propiedades euforizantes y antisépticas.
Reduce los niveles totales de colesterol y aumenta el bueno.
También evita la formación de coágulos sanguíneos.
Como acciones preventivas, ejerce la acción antiespasmódica y antibacteriana.

Es antioxidante, ofrece protección a las paredes arteriales y ayuda a prevenir la aparición de cataratas.

 
 
 
Así que si tienes la oportunidad de disfrutar una copita de vino en buena compañía, no lo dudes y aprovecha  todos los beneficios que  puede llegar a ofrecerte esta , además del placer irresistible que revolucionará tus sentidos.




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