Más
allá del placer de tomarte una buena
copa de vino, y el regalo de sensaciones que puede suponer para tus sentidos, estudios
científicos demuestran que no sólo el
vino tiene propiedades saludables, sino que un consumo moderado (unos 125cL al
día) puede ofrecer múltiples beneficios a
tu organismo. Pero cuidado, porque un
consumo excesivo puede causar enfermedades hepáticas, tumorales, neurológicas y
cardiovasculares. Además de los efectos devastadores que puedan ocasionar tanto
sociales como económicos y personales.
El elixir de la juventud.
Algunos
de los componentes que constituyen el vino son sustancias conocidas como los
polifenoles, entre los que se encuentra el resveratrol, que se caracteriza por
sus propiedades antioxidantes. Esta sustancia abunda en la piel de las uvas,
pero sobre todo en las tintas, y es capaz estimular las enzimas celulares
encargadas de regular el envejecimiento de todos los organismos vivos.
Los
contenidos en resveratrol en el vino son variables según los viñedos y las
regiones de producción, pero se sabe que están en relación directa con la
cantidad de taninos y la pigmentación del vino, por lo que algunas variedades
contienen mayor cantidad de dicha sustancia que otras. Este es el caso de
algunas variedades de uvas tintas como son la Cabernet Sauvignon, la
Monastrell, la Tempranillo y la Bobal, entre otras.
Bueno para el corazón.
El factor principal que actúa en beneficio de los problemas relacionados con el sistema cardiovascular (bloqueo de las arterias a causa del colesterol y los infartos de miocardio) viene determinado por la presencia de polifenoles. Su efecto antioxidante evita la formación de placas de grasa en las arterias, incrementando así el conocido por colesterol bueno.
Efecto vasodilatador.
El alcohol que se encuentra en el vino tiene efecto vasodilatador, de forma que contrarresta la posible formación de trombos y reduce la de coágulos.
Estudios
recientes apuntan su efecto neuroprotector en la prevención de enfermedades
como el Alzheimer, el deterioro cognitivo o la demencia senil.
Por
otro lado, se ha demostrado su efecto inhibidor en el desarrollo y el
crecimiento de las células tumorales en casos de leucemia, cáncer de mama, o
próstata. Así como su efecto protector frente al cáncer de pulmón en personas
fumadoras, ya que puede reducir el daño ocasionado por el tabaco en el
endotelio.
Los
resultados obtenidos de estudios recientes demuestran la reducción de toxicidad
en la piel en pacientes que reciben tratamientos de radioterapia, que reducen
en hasta un 75% frente a pacientes no consumidores.
En
resumen, se puede afirmar que el vino, en dosis moderadas, tonifica y relaja, y
tiene propiedades euforizantes y antisépticas.
Reduce los niveles totales de
colesterol y aumenta el bueno.
También evita la formación de coágulos
sanguíneos.
Como
acciones preventivas, ejerce la acción antiespasmódica y antibacteriana. Es antioxidante, ofrece protección a las paredes arteriales y ayuda a prevenir la aparición de cataratas.
Así que
si tienes la oportunidad de disfrutar una copita de vino en buena compañía, no
lo dudes y aprovecha todos los
beneficios que puede llegar a ofrecerte
esta , además del placer irresistible que revolucionará tus sentidos.
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